Fuente: Heraldo de Aragón, martes 13 de diciembre de 2016, pág. 30.
En los países ricos se desperdician en torno a un 30% de los alimentos que se producen, un derroche que supone una grave injusticia contra quienes pasan hambre y que, además, provoca el gasto de valiosos recursos y contribuye al cambio climático.
Estos días se están recogiendo alimentos para el Banco de Alimentos de Aragón. Se trata de una campaña de solidaridad pensando en las fechas navideñas. Felicitamos a los gestores y voluntarios del Banco por su gran labor; y, por supuesto, a todos aquellos que colaboran. Aprovechando esta circunstancia queremos recordar la preocupación de la Unión Europea y de la FAO por la pérdida y el desperdicio de alimentos en el mundo occidental. Conviene recordar que hay más de ochocientos millones de personas que pasan hambre en los países pobres y que también hay un número elevadísimo de personas obesas en el mundo desarrollado. Polos opuestos de una sociedad desigual. La FAO estima que se pierden en torno al 30% de los alimentos que producimos, por diversas razones y en distintos momentos de su ciclo de vida: una parte se pierde en el proceso productivo y otra se desperdicia, sobre todo en los hogares y locales de restauración. En Europa se desechan en torno a 100 millones de toneladas.
La creciente tendencia a una economía circular y la legislación sobre residuos de la UE deberían llevarnos en un futuro a minimizar esa enorme cantidad de alimentos desperdiciados. Entre los objetivos de la ONU para 2030 se encuentran, en primer lugar, erradicar el hambre del mundo y, en segundo lugar, erradicar la pobreza. La medida número 12 pretende garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, luchando contra el desperdicio alimentario, reduciendo a la mitad la cantidad actual. Se estima que cada ciudadano tira a la basura 33 kg/año de alimentos, de los cuales un 60% se podría evitar. (más…)