Lorén, que defiende los intereses de un colectivo formado por unas 750 personas, resalta, en esta entrevista, la importancia de este sector en la economía de Aragón. De hecho, afirma que la supervivencia está asegurada por que la innovación está a la orden del día. No obstante, reconoce la importancia de las ayudas y subvenciones, aunque abre la puerta a la acción privada.

Pregunta.- Ha sido reelegido presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Aragón. ¿Cómo ha avanzado esta institución desde que usted asumiera la presidencia?
Respuesta.- Han sido cuatro años en los que los dos primeros nos encontramos con modificaciones legislativas que han contribuido a cambiar el panorama de los colegios profesionales. A partir de ahí, hemos empezado a tener relaciones estrechas con nuestros compañeros de País Vasco y Comunidad Foral de Navarra. De hecho, ya hemos organizado las jornadas “Verde que te quiero verde” o hemos creado la alianza agroalimentaria aragonesa para comunicar a la ciudadanía la importancia de la agricultura. No sólo lo decimos nosotros, sino que también el Gobierno autonómico de cara a la economía de la Comunidad.

P.- Me imagino que todavía quedan muchas cosas por mejorar, pero ¿qué objetivos tiene en la nueva legislatura?
R.- Una de las cosas que me agradaría conseguir es rejuvenecer no sólo la junta de gobierno, sino que los jóvenes ingenieros se incorporen en el colegio participando de una forma muy activa. También tenemos en el horizonte futuro la Ley de Servicios Profesionales que nos va a afectar y que no tenemos aún muy claro cómo.

 

Javier Lorén acaba de ser reelegido en el cargo

P.- Un problema de todos sectores en estos momentos es el paro. ¿Cómo lo ve desde el Colegio?
R.- Hay parados, pero en nuestro sector los porcentajes no son tan elevados. Desde la óptica de los colegiados, es verdad que hay un poco más de paro porque han descendido los proyectos, pero, afortunadamente, no nos afecta igual.

P.- Es campo es algo tradicional y ante el paro la innovación gana importancia. ¿Cómo se aplican en la Comunidad? ¿Están muy ligadas a las ayudas?
R.- Yo empezaría a decir que en agricultura llevamos innovando desde que los primeros hombres se dieron cuenta de que seleccionando y plantando semillas la producción aumentaba. A partir de ahí, ha sido todo una continua evolución. Habría que apostillar que esto se consigue por los grandes investigadores que tiene Aragón a través del Aula Dei, el CITA o las diferentes facultades de la Universidad de Zaragoza.

En cuanto a las subvenciones, es verdad que muchos de los logros se consiguen gracias a ayudas públicas, por lo que en estos momentos de recortes sería necesario que el sector privado también se interesara en este plan de futuro.

P.- El futuro de este sector está en los jóvenes. ¿Cómo va ese proceso de relevo generacional?
R.- En los últimos años había una enorme dificultad para que se produjera, porque los jóvenes apostaban por el sector servicios o la industria. En realidad, es una profesión muy vocacional, pero cabe decir que aunque las personas que trabajan en ella tienen una intensa obligación, pasan a ser sus propios empresarios. La situación económica ha hecho que muchos vuelvan y decidan trabajar en nuestro sector, pero la mayoría de ellos son gente cuyas familias tienen experiencia porque se necesita una gran inversión para empezar.

P.- ¿Cómo está la oferta educativa para garantizar al campo en la Comunidad?
R.- Hay dos modalidades. Por un lado está la FP y por otro el grado en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural que se imparte en Huesca y que demuestra que en el futuro habrá gente formada. Algo muy importante porque se va a necesitar gente más formada ante las tecnologías y técnicas que ahora se aplican y las que van a venir más adelante.

P.- ¿Sería necesario una mayor especialización?
R.- La oferta actual es buena porque, por ejemplo, en la escuela de Huesca se ofertan tres de los cuatro itinerarios: industria agroalimentaria, explotaciones agropecuarias y el de hortofrutícola y jardinería, dejando de lado el de mecanización agraria; que tiene menor empleabilidad.

P.- ¿Cree usted que Aragón saca partido a sus recursos agrícolas? ¿Cómo debería de hacerlo?
R.- Yo no diría que en Aragón somos tradicionales porque se están haciendo las cosas bien, aunque debemos mejorar para no estancarnos porque acabaríamos desapareciendo. De hecho, a pesar del poco dinero que hay para la inversión, se están haciendo grandes esfuerzos en temas como el regadío, en procesos de material genético de fruticultura o en agricultura ecológica.

 

Lorén entiende que la innovación está ligada a estas ayudas

P.- No solo es campo, sino también carne. Ahora hay un problema con el tema de la carne de caballo. ¿Hay pocos controles?
R.- Yo diría que controles no faltan porque se ha detectado este tipo de carne. Los controles en los alimentos en la UE son cada vez mayores. Igual no se detecta en el primer control, pero sí en el siguiente. Este problema afecta más al fraude del etiquetado, que a un tema sanitario de las personas. En este sentido, saco a relucir a un experto como es el profesor Badiola, quien siempre dice que la “seguridad al 100% no existe”.

P.- Siempre se habla de ayudas y sale a relucir la PAC. ¿Puede vivir este sector sin subvenciones?
R.- Esto merece una matización. Hay sectores que viven sin la PAC como son las frutas, las hortalizas o el porcino, pero hay otros que si no existiera los consumidores finales tendríamos que pagar un poco más. Estas ayudas que se dan al agricultor, dedicadas a la inversión o a la producción, permiten que los productos finales tengan un precio inferior a lo que de verdad cuestan. Otro debate es si están bien repartidas, pero lo que no se discute es su vital importancia.

Luis Miguel Gabás.